lunes, 29 de octubre de 2007

A PROPOSITO DE TOROS - I

Debo confesar que una triste ambiguedad se anida dentro de mi cuando veo entrar a la Plaza de Acho a humanistas y poetas como Manuel Pantigos o Antonio Cisneros, o cuando leo articulos com los del cineasta Armando Robles adjunto aqui. Lo tenia entre mis archivos y en esta noche lo releí. Habla la adrenalina y las endorfinas liberadas en nuestro cuerpo ante la sensación del riesgo y del peligro. Entiendo esas sensaciones y lo liberadoras que pueden ser. Pero lo que nunca aceptaré es que estas sensaciones sean alcanzadas a través del sufrimiento de un animal.

Cuando él narraba aquello que sentía en el momento que estaba de pie y solo frente al toro o la vaquilla, reparé en una palabra: SOLO. Quisiera saber si en el ruedo y en ese estallar de sustancias corpóreas un torero está solo. Hasta donde yo sé, el torero solo, no está. Tiene más de 10 personas alrededor suyo cuyo principal trabajo es protegerlo. Entonces ¿dónde está la consabida valentía y arrojo y el duelo en igualdad de condiciones? No existe. Es un enfrentamiento injusto, maléficamente concebido con alevosía y ventaja para saciar el lado mórbido o monstruosamente snob de ciertas personas.

Debo admitir que Mario Vargas Llosa ha sido siempre un escritor que he considerado interesante. Confieso esto con culpa y vergüenza porque hasta ahora no he podido explicarme como alguien que es capaz de retratar el dolor y esperanzas humanos de una manera tan punzante (como en “La Guerra del Fin del Mundo”) y que haya escrito articulos tan sentidos y apasionados a favor del derecho a la vida y la libertad se siente en una Plaza a celebrar precisamente como la vida y la libertad son mancilladas y destruidas. ¿O son acaso menos valiosas esta vida y libertad porque son las de un animal? ¿Difiere la tortura de un ser humano en los sótanos del SIN a la tortura de un animal inocente en las mismas condiciones de vulnerabilidad y salvajismo? No. La vida es vida siempre, al igual que la libertad.
Detrás de todo ese discurso taurino sobre la belleza existe una verdad que nadie puede negar. UN ANIMAL SUFRE. El mismo Vargas Llosa acepta en un artículo publicado en el Diario El País el 2004, que la "Fiesta Brava" es cruel y violenta.
"¿Por qué, en el reciente debate suscitado por este asunto, quienes defendemos las corridas hemos estado tan reticentes y tan parcos y prácticamente dejado el campo libre a los valedores de la abolición? Por una razón muy simple: porque nadie que no sea un obtuso o un fanático puede negar que la fiesta de los toros, un espectáculo que alcanza a veces momentos de una indescriptible belleza e intensidad y que tiene tras él una robusta tradición que se refleja en todas las manifestaciones de la cultura hispánica, está impregnado de violencia y de crueldad. Eso crea en nosotros, los aficionados, un malestar y una conciencia desgarrada entre el placer y la ética, en su versión contemporánea."
Mario Vargas Llosa, (c) Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El País, SL, 2004.

Si con plena conciencia de esa crueldad y violencia se persiste en esa "afición" llegamos a a conclusión que se mata simplemente por egoísmo. SIMPLE Y PURO EGOISMO Y DESPRECIO POR LA VIDA QUE ES CONSIDERADA INFERIOR; porque el dolor de ese animal es menos importante que "la gracia, sabiduría, arrojo e inspiración" que los asistentes a una corrida dicen percibir.
Sólo me queda cerrar citando un hermoso párrafo de Thomas Chalmers sobre los animales y el dolor. Como mencioné antes, la VIDA y la LIBERTAD siempre serán lo que son, en su esencia misma, indistintamente de la especie a la cual les hayan sido concedidas o negadas.

"Los animales más primitivos poseen toda la misma capacidad de sentir dolor que los seres humanos y consecuentemente resistir tanto dolor cuando su cuerpo es lastimado, pero en su caso la crueldad del tormento es mucho mayor porque no poseen una mente que les explique su sufrimiento y tampoco esperanza de cuando será que deberán soportar el último dolor extremo."

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