jueves, 13 de mayo de 2010

CONAN Y LOS BARBAROS











En octubre del 2009 fui a hacer compras en una conocida distribuidora de productos veterinarios donde tambien funciona un consultorio, cerca del Estadio Nacional.
Mientras compraba la pipeta antipulgas de mis hijos, entró un niño -bastante humilde en apariencia- con un cachorro enfermo en brazos y preguntó si podían atender al animalito. Lo hicieron pasar donde estaba el médico de turno. Mientras yo observaba atentamente la escena vi que el doctor hablaba con él mientras el niño exhibía mucha desesperanza en su mirada. Despues de 10 minutos dentro salió y le pregunté que ocurría con el perrito al cual llevaba envuelto en una bolsa plástica.

-"No es mío, me dijo, lo encontre tirado anoche bajo la lluvia, está bien enfermo."

Efectivamente vi muy mal al cachorro, casi no podia respirar. Podría decir, sin equivocarme, que estaba ad portas de la muerte.

- ¿Y qué te dijeron adentro?, le dije preocupada.

- Que antes de examinarlo y tratarlo debo pagar mi consulta.

La consulta en dicha veterinaria fluctuaba entre 30 a 40 soles. Pedirle a un niño pobre que pague esa cantidad para poder atender a un animalito que había encontrado en la calle y que trataba de salvar era algo por demás cruel, inhumano e incomprensible para mí.

Le pedí que me diera al cachorrito , le dije que yo vería por él y con tristeza me lo entregó y salió llorando.

Desafortunadamente el pequeño no resistió mucho. Lo llevé a casa conmigo pero llegó casi agonizando; no hubo más remedio que aplicarle la eutanasia. Era un cachorro tipo shit szu, de raza pequeña, que quizás de haber sido atendido en el minuto indicado hubiera podido sobrevivir. Pero quizás no solo el niño lo encontró muy tarde sino también perdió tiempo en esa veterinaria donde no mostraron ni un asomo de compasión por ninguno de los dos.

Pienso que encontrar un buen veterinario es un regalo de Dios. Lo pensé en ese momento más que en ningún otro de mi vida. ¿Qué le hubiera costado a ese médico brindar unos minutos de sí mismo, de sus conocimientos, de su tiempo para atender a un animal en una situación de desgracia?.¿Cuánto habría perdido esa empresa siquiera dándole un descanso digno a un ser que estaba prácticamente agonizando?.

Tengo la imagen de ese cachorro en mi mente. Sus quejidos, sus lamentos. Y recuerdo su cuerpo inerte pero en paz el momento que se fue al cielo. Al revisarlo encontré sangre entre sus partes. Seguramente tenia una enfermedad viral grave pero ni siquiera eso hizo que a ese médico se le moviera el corazón por un instante. Sí. Hay reglas en un trabajo. Yo lo sé. Pero las reglas de la humanidad son también importantes de seguir en mi concepto.

Cuando veía a los dueños de Shamu y Nacho reclamar por sus hijos muertos a manos de "gente" cruel e irresponsable en la veterinaria Conan´s Pets recordé este episodio. Y pensé más que nunca en que ni una clínica elegante ni un nombre rimbombante son los que dan prestigio a un centro veterinario, los que lo hacen recomendable, sino la calidad humana de los trabajadores y de los médicos. Dedicarse a un negocio de animales en el cual tienes que tratar directamente con ellos involucra muchas cosas más que conocimientos y destrezas involucra corazón, dedicación, verdadera responsabilidad y cariño. Ninguna persona cuya sola calificación sea "SABER BAÑAR PERROS" deberia estar en una sala de baños. La destreza al bañar animales puede adquirirse; el cariño y el cuidado con que lo hacen, no. En la Veterinaria Somos Patas de Chorrillos, por ejemplo, es el mismo médico, mi amigo el Dr. Victor Estrada, quien baña sus clientes.

Una sola vez llevé a mis hijos a bañar fuera de casa. Una sola vez porque mi Rocky se asustó ante la secadora y el "encargado" le aplicó una llave fuerte en el lomo y eso fue suficiente para mí. Mi hijo gritó y yo asi todo mojado como estaba me lo llevé y quedé curada para siempre. Si hay personas que pueden confiar en que recojan a su perro y lo bañen sin estar presentes, los admiro por su confianza ciega pero no yo no podría ser capaz de ello. No podria estar tranquila sabiendo a mi carne y sangre en manos extrañas.

La muerte de Shamu y de Nacho no son importantes por el mayor o menor pedigree que poseyeran sino por el hecho de ser seres vivos que murieron cruel y absurdamente en un lugar donde se les debía tratar con respeto, con dignidad y con estima. La muerte del cachorro que les he relatado en este post tampoco debio haber ocurrido en estas condiciones sino en un ambiente de compasión. Nunca olvidaré como ese niño volteó la cara y se fue llorando al entregármelo, así como nunca olvidaré los quejidos o el sufrimiento de ese animalito, ni olvidaré a ese médico que fue capaz de decirle a un niño con las vestimentas raidas y sucias que le pague casi 30 soles de consulta ni a esa distribuidora de productos, la cual he jurado nunca volver a pisar en mi vida. Y ese es el mejor castigo que pueden darles a estos lugares: su indiferencia , hasta que deban cerrar sus puertas y no lastimar a nadie más.

Los bárbaros están ahí y pueden lastimar a nuestros hijos en cualquier momento y en cualquier parte; pueden tener miles de rostros: una mujer embarazada que blasfema y grita, un congresista sádico, un abogado que dice que "una neglicencia la comete cualquiera", pero lo más triste es que los lastimen en aquellos lugares donde deberían estar seguros y donde deberían amar y respetar su vida tanto como nosotros, sus padres, lo hacemos.

Pequeños, descansen en paz

Y NOSOTROS NO OLVIDEMOS A ESTOS BARBAROS JAMAS.



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