sábado, 28 de mayo de 2011

EL ANIMALISMO EN LOS TIEMPOS DEL CÒLERA

De un momento a otro vi que el movimiento animalista parecìa haber tomado una fuerza inusitada, como un estallido que se dio fundamentamente en las redes sociales. Aparecían más rescatistas, más agrupaciones, más casos de ayuda. Y yo por un momento debo confesar que fui feliz. Fui feliz pensando que eso implicaba una toma de conciencia por parte de muchas personas que habìan decidido dejar de ser parte espectante para convertirse en una parte activa de esta lucha.

Sin embargo, mi entusiasmo inicial ha desaparecido. Me he equivocado. Porque no puedo evitar sentir que la palabra "animalista" ha perdido mucho de su esencia y razón de ser para convertirse en un modo insano de incentivar egocentrismos y de obtener dinero fàcil a travès de los animales. Recuerdo con nostalgia aquellas épocas en que todo se hacía única y exclusivamente por amor, cuando todos los que tratábamos de hacer la diferencia éramos màs unidos, cuando a pesar de ser diferentes sabíamos que lo más importante, lo primordial, era el bienestar de los animales, el evitar que sufrieran a toda costa, el cuidar de ellos y protegerlos aun a costa de nuestro propio dolor y no colocar, de primera mano, números de cuentas de banco en los pedidos de ayuda.

Siempre creí que el amor por ellos nos hacía personas con un cariz especial para percibir ciertas cosas que el resto no. Me sentía afortunada por la transparencia que yo sentía nos daba el amarlos y en ese sueño olvidè que los animalistas también somos humanos, también cometemos errores, tambièn en muchas ocasiones podemos pecar de incongruentes con lo que creemos. Sin embargo, si de algo estoy segura es que amar a los animales no tiene nada que ver con cinismo, con maldad, con destrucción, con envidias, con protagonismos insanos, con fanatismos políticos ni con sabotajes, trampas y contubernios oscuros entre los propios animalistas. Y ahora cuando leo post sobre "rescatismo" en redes sociales es eso precisamente lo que encuentro màs, un mundo de rencor, de aprovechamiento y de bajeza que no tiene nada que ver con la pureza que los animales traen y dan a nuestra vida.

Afortunadamente y, a pesar de todo, puedo decir que he tenido la suerte de conocer gente extraordinaria durante esta labor, gente que renueva constantemente mi fe en el género humano lo cual para mi es de vital importancia porque un rescatista no puede trabajar aislado del mundo, no puede estar encerrado en su propia burbuja de "lo que yo hago está bien y lo que hacen los demás està mal" o pensando "soy el único salvador o salvadora" ya que el mundo también es de las personas y son las personas nuestro principal instrumento de cambio para lograr un mundo mejor para los animales. Sè que existen muchos casos que cada dìa provocan nuestro más grande repudio como el caso de Orejas quien fue violado, torturado y finalmente asesinado por un miserable sujeto que merece la muerte; sé que escuchamos de situaciones que nos obligan a maldecir nuestra raza humana de un modo desesperado. Pero tambièn sé que, a pesar de ello, existen seres generosos que nos hacen seguir seguir adelante con su sencillez y su desprendimiento, que aman a los animales con responsabilidad, que rescatan teniendo en cuenta sus posibilidades reales de darle un buen trato al animal, de hacerle pasar un tiempo de tranquilidad y no de hambre o sinsabores hasta la llegada de un buen adoptante.


En en esas personas en las que creo, en las que pienso cuando algún tipo de desazón me invade. Son esas, las personas menos conocidas, quizàs las más anónimas, las que no se jactan de tener influencias, de ni de recibir dinero, ni de decir "yo rescaté" o "yo salvé" a los cuatrovientos, las que más trabajan silenciosa pero efectivamente por lograr más rescates, más campañas de esterilización, más conciencia, más solidaridad.


Y son esas personas en las que más debemos creer aunque sea ahora tan dificil encontrarlas y descubrirlas en medio de tantas mentiras y tanto enfrentamiento. El dìa de ayer vi más de 30 comentarios en una sola foto de una cuenta de facebook "animalista" que oscilaban entre insultos, acusaciones, palabras soeces; comentarios que iban uno tras otro, cada cual más ácido y negativo y ni en uno de esos 30 comentarios vi un ofrecimiento de ayuda verdadero, ni una frase de aliento o de solución.


Creo que en el camino muchos podemos perder la ruta, la esencia de lo que inicialmente nos motivò a adherirnos a una causa, pero sé tambièn -mirando los ojos de mis hijos- que todos podemos volver a los orígenes en que nos guiaba algo de verdad especial, insòlito y maravilloso que es capaz de vencer todas las falencias propias de nuestra especie humana.


Siempre estaré segura que mirar a los ojos de un animal nos regresa y regresará a la vida verdadera....ahora y por siempre.





1 comentario:

Carmen dijo...

Genial, no podría estar más de acuerdo. No me autoproclamo animalista como ahora está tan de moda.
De hecho he llegado a coger mucha manía a este nombre por culpa de cuatro personajes que a base de publicar imágenes gore y proclamar a los cuatro vientos que no comen "cadáveres" porque son mejor que nadie (amén de decirte directamente que no pierdas tiempo ayudando causas como protectoras, acogiendo animales en tu casa y tal porque no eres bueno)
Estaba deseando leer algo con tanta cordura como tu artículo.
Últimamente el que más y el que menos se cuelga la etiquetita y va por la vida mirando a los demás por encima del hombro y colgándose también medallitas varias, recreándose en cualquier cosa que hagan para que todo el mundo lo vea y alaben su ego.
Leyendo esto recupero mi fe en que aún hay gente normal, cuerda y consecuente detrás de esa corriente llamada animalismo que tanto están perjudicando tantos oportunistas sedientos del protagonismo que no pueden tener de ninguna otra forma.