Tigre..son las 3:38 am , pero no puedo
dejar de pensar en ti.
Hace 4 semanas te conocí.
Hace 4 semanas vi tu foto pegada en un
poste de una calle en Surco.
A primera vista pensé que era un llamado
para encontrar un perro perdido. Al seguirlo leyendo supe que en realidad era
un pedido para no olvidarte y para buscar justicia para ti.
Traté en estas semanas de buscar alguien
que pudiera contarme tu historia. Pregunté a cada vecino del lugar que me inspiraba confianza,
buscando algún rostro que pudiera parecer
amigable y quien no podría tomar como una excentricidad ni algo sospechoso
estar preguntando por lo que pasó contigo.
Quería saber de ti. Y quería saber también
de la persona tan especial que pudo poner esos carteles elaborados con tanto
cuidado y con tanto amor.
Ayer a las 2: 30 p.m. encontré a esa
persona que me podría hablar de ti.
Mientras compartía mi almuerzo con un peludito
abandonado con dueño, conocí a la Sra, Carmen y al fin se me abrió el misterio
de tu maravillosa pero corta vida.
Eras un perrito comunitario como hay tantos
en este país de injusticias, de leyes que no se cumplen, de injusticias que
quedan impunes, de seres que pierden la
vida a manos de escorias que simplemente no deberían existir.
Carmen, Susana y las personas que te conocían
y tenían el corazón para que les importe alguien más que sólo ellos mismos trataban
de cuidarte lo mejor que podía. Te ofrecían cobijo, comida, afecto. Sin embargo un monstruo se cruzó en tu camino
y acabo con tus días antes de encontrar ese hogar que en algún lugar del mundo
había sido reservado para ti.
Ese monstruo simplemente no soportó que existieras. No
soportó en lo abyecto y miserable de su mundo, la pureza que tú emanabas, tu
alegría, tus ganas de vivir y te asesinó a cuchilladas.
Ese monstruo
al que habías visto tantas veces, vociferar, gritar, maldecirte, se convirtió
en tu victimario. Y ayer tuve la
desgracia, el asco profundo de verlo
frente a frente. Sentado, esperando afuera de la obra donde trabaja, indiferente
a todo el dolor que ha ocasionado. Un hombre que tiene la maldad dibujada en el
rostro, en sus gestos, en su mirada.
Susana trató de buscar justicia en un mundo
que es la injusticia misma. En un mundo y en un sistema donde se te
vende que el dolor humano es el más importante y a veces el único importante.
Fue a la comisaria, habló con autoridades, pero fue inútil. La muerte de un
animal en este país no importa. La crueldad con los seres más inocentes e
indefensos está considerada una excentricidad, una cosa inútil, un motivo de burla.
Ella fue quien colocó esos hermosos carteles para que nadie te olvide.
Ese hombre sigue allí, trabajando por la
zona y ha acuchillado a otro animal más, también comunitario, que logró
sobrevivir pero que sigue aún en la calle, expuesto a este asesino. Ese hombre
vive, respira, come, disfruta, algo que Tigre jamás podrá hacer de nuevo, algo
que le fue arrebatado del modo más terrible. Ese monstruo llena sus horas con
lo que él aún llama vida pero que para mí son solo restos de la podredumbre y
maldad que lleva por dentro y que en algún momento se volverán contra él y lo
destruirán.
Ahora sé porque el destino me trajo a este
lugar. Tigrecito lindo, sé que no podré devolverte la vida, ni retrocederé el tiempo para evitar el
dolor, el miedo, el terror que sentiste en el momento que te asesinaron. Me
maldigo porque me pregunto dónde estaba yo. ¿En que maldito lugar estaba yo
intentando vivir mientras que tú estabas muriendo? Quizás, sólo si quizás te hubiese
conocido unos meses antes podría haberte ayudado a que consiguieras un hogar,
podrías haberme dado la bendición inmensa de pasar momentos contigo, de darte
un abrazo. ¿Dónde estaba yo, mi bebé, creyendo vivir una felicidad falsa y
absurda? ¿Dónde estaba yo que no estuve contigo el día que te lastimaron? Si al
menos ese monstruo me hubiese lastimado a mí, estaría en prisión (“porque se
supone que los humanos sí importan”), y no hubiera podido hacerte daño.
¿Sabes, mi ángel? deseo que todos te
conozcan. Deseo que toda persona sepa de ti, que te recuerden antes de dormir, cuando
abracen a sus hijos humanos y a sus hijos con patitas por las noches. Que toda
persona que vea un animal en la calle recuerde tu rostro y lo lleve a casa para
amarlo toda la vida. Que quienes crucen por las calles donde anduviste sepan
que allí vivió un ángel y que su alma permanece allí, no buscando venganza, sino
simplemente cuidando, agradeciendo y
dando fuerza a las buenas personas que aman a los animales con la fuerza del
compromiso y la lealtad en un mundo donde casi nadie ama de verdad a nadie.
Estoy aquí frente a mi Pc a pocas horas de
enfrentar un momento personal inmensamente doloroso para mí
y aún así tú me has
dado la fuerza para sentarme y contar tu historia. La tenía atravesada aquí en
la garganta ,en el corazón. Como dormir en paz sin poderte decir lo que siento.
Espero conocer a Susana mañana y no sabes
cómo deseo que me cuente más cosas de ti. Esas cosas alegres que sólo tú podías
brindar. Tu alegría inmensa, tus detalles, tus saltos, tu manera de dormir, de
pararte, de correr y hasta de comer. Esa sonrisa eterna que regalabas a quienes
se acercaban a ti, esa luz inmensa que compartías a través de tu mirada, esa
pureza indescriptible que sólo los animales son capaces de poseer.
Gracias por permitirme conocerte, mi ángel.
Gracias por haberme dado una razón para vivir y gracias por mostrarme una vez
más que mi dolor no es nada porque seres como tú lo son TODO.
Buenas noches mi Tigre hermoso. Anhelo
pronto verte en mis sueños.
Carla
14-11-2013
4:29 am